Aquella estación de tren donde te vi apesadumbrada.
Jamás te intuí así, triste, frágil y con esa mirada perdida.
Vi, desde lejos, como se te iba toda la ilusión en un vagón,
como volvías a esa vida que te ataba y te asfixiaba,
trayéndome a la memoria esa misma mirada
que tenías en Granada, mirada de perdida.
Si, por eso poco después, me acerqué desde lo alto a decirte adiós,
porque el abrazo de antes, el que provocó en la revisora de billetes
aquella sonrisa tierna, me supo a poco, a poquísimo.
Porque en cada despedida que hemos tenido
nos hemos dejado partes de nuestra alma a jirones,
porque tras tocar el cielo con la punta de los dedos
la vuelta a la cotidianidad cuesta horrores, ambos lo sabemos.
Y así me he despertado a esta mañana de lunes,
con un bostezo donde bien desearía tus besos.
Me he mirado al espejo y he peinado más canas,
y me he sonreído pensándote en una canción,
porque sigo siendo el mismo, el mismo de aquella cama.
Así que espero que la canción que hoy te he regalado,
te haya tocado el corazón, el cuerpo y la memoria,
que sientas lo que hoy no puedo hacer con mis manos.
Que el anhelo de nuevos trenes nos lleven
a un paseo por Malasaña, donde un bull dog francés
te arranque una sonrisa de ternura,
y en donde sobre un sofá amarillo
podamos sentir, soñar y amar. Libres.
(Por cierto, felicidades en este día)
Jirones de letras 
Supongo que es muy difícil decir un adiós o un hasta luego y dejar que el latido se quede varado en algún andén. Es muy hermosa tu manera de contarlo. Un placer leerte. Te dejo un abrazo.
Que dificil es ver partir a alguien a quien amas…precioso poema…
Feliz dia de San Valentin para ti tambien…
Besos,vega Pasión.
Precioso poema, aunque de sabor amargo en principio, deja lugar para la esperanza…
Has traído a mi memoria, las incesantes despedidas en un mismo andén, el deseo de que los días vuelen para una nueva llegada, para un nuevo encuentro, las palabras que se hacen toscas al querer decir todo en una milésima de segundo hasta que el vagón comience su recorrido, empiece a alejaros sin piedad y con gran estruendo…
Sólo decirte que pronto llegará el momento de volveros a encontrar…
Un besote enorme
un adios siempre duele,terminas por extrañar hasta el sonido de esos railes.
pero veo que la ausencia te la tomas con positividad.
genial la frase de «sigo siendo el mismo de aquella cama»
no te quepa duda de que volvereis por malasaña.
Añorar es parte de las buenas historias y, con suerte, terminará con el recuerdo de esa añoranza que ya no existe, porque ya todo se limita a aquel sofá en el que volvéis a sentiros, a soñar y a amar.
Me ha encantado y, por supuesto, gracias por haber gastado un poco de tu tiempo leyendo mi blog.
Un saludo,
Cristina
Oh, me hiciste doler el corazón.
Hermoso poema.
Un abrazo.
Las estaciones tienen la maldita costumbre de llevarse fragmentos de nuestro cuerpo. Cada vez que volvemos a decir adiós, sabiendo siempre que habrá otro. Y otro. No importa lo fuerte que sean los abrazos, siempre nos dejan con sed. Y con recuerdos punzantes.
yo he nacido cerca de las vias y por eso se, que la alegria y la tristeza viajan en el mismo tren…(pienso en una cancion de Fito)
besos frente al jardin
Que triste es despedirse de alguien a quien amas, un saludo
Los adioses siempre duelen,pero el recuerdo los mantiene vivos.
Gracias por comentar en mi Laberinto.
Siempre será bienvenido.
Besos.
No me gustan nada las despedidas, pero entiendo que forman parte de la vida, es como si estuviéramos subidos en un tren, y en cada estación nos fuéramos bajando.
Un beso.
Au, una de las cosas uqe mas me dulene en este mundo (aparte de ir al dentista), es despedirme de las personas que mas quiero.
saludos, te sigo.
A veces quedamos en el andén de la vida, esperando lo que nunca llegará.
un abrazo
Verónica
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