Ayer tarde te llamé, estabas taciturna,
intuí tus miedos y vértigos al instante.
No olvido el pánico que se apoderó de mi
en el instante en que tu seria voz me explicaba.
Ciertamente tengo miedo de perderte,
por más que me digas que no te irás.
Es ese fantasma, que no soportarás más,
que por tanto amarme no quieres separarme de nada.
Y aunque sufro como tú, aunque siento vértigo,
no te puedo negar que es maravilloso,
que jamás me niegues un solo pensamiento,
que jamas calles conmigo una sombra de duda.
Y después me alegré, luego estuve contento.
Me alegro porque he encontrado mi perla preciosa,
porque la sinceridad y complicidad la siento
con el mero hecho de pensar tu nombre.
Y deseo verte, necesito verte y tocarte,
recorrerte con las yemas de mis dedos;
y con mis labios, sentir el calor de tu piel,
Erizarte con tan solo tocarte, olerte.
Eso es lo que sentí contigo ayer tarde,
siento que crecimos otro poco, despacio;
Afianzando el amor, superando miedos,
iluminando mi esperanza con tu sonrisa.
Noche de blanca luna llena,
brillante, pura, como tu sonrisa.
No puedo mirarla sin recordarte.
Bañémonos de su luz y su energía,
desnudémonos bajo su luz en una playa,
hagamos el amor, reflejados en ella.
Que sigas iluminando mi alma,
y que nunca muera esta noche de luna,
que jamás nos neguemos estas sonrisas.
Que tu luna nunca llegue a menguar,
que reflejes esa luz que inunda mi alma,
Hoy te lo dije, aunque ya lo sabias.
Inventé mil razones para olvidarte.
Me cegué en una vida que no era mía,
traté de ahogar mi corazón con la razón.
A los años te reconozco que no lo conseguí,
me cansé de fingir lo que no era,
la historia fluye por su cauce siempre
y yo a veces me siento como ese hombre
que se sienta sobre una piedra a verla pasar.
Cuando uno ignora lo que siente en su corazón,
es cuestión de tiempo, de años quizás,
el darse cuenta de lo importante de la vida.
No se trata de cuanto nos quieren,
eso poco vale, sino de a quien queremos nosotros.
Tu me has ido abriendo el pecho poco a poco,
horadando el caparazón de mi corazón,
ya no se que decirte pues me desarmaste,
apaciguastes mis miedos y ansias en ti.
Y esta noche solo quiero perderme en tus ojos,
sentir tu dulce compañía velando mi sueño,
sentir que alejas mis demonios y me acercas,
como ya has hecho otras veces, al mas bello de los cielos.